martes, 13 de marzo de 2012

ÉRASE UNA VEZ

Érase una vez una princesa no tan fea y de larga cabellera, que deseaba incursionar en el mundo del modelaje. De chiquilla, hizo sus pininos en pequeñas pasarelas.
Con el paso del tiempo, la princesa creció y sus posibilidades de dedicarse al modelaje junto con ella. Intentaron asustarla con el tema de la anorexia, la pornografía, y los abusos de ciertos "productores" con los nuevos prospectos. Pero nada de esto logró hacer claudicar a la pequeña.

La gran oportunidad de firmar un jugoso contrato se hizo presente, sólo tenía que soportar una pasarela más, y una sesión fotográfica y el sueño sería alcanzado. Pero, como buen cuento de hadas, un terrible hechizo cayó sobre la princesa y su última pasarela se vio mermada por un ogro cubano cruel que la hizo vil modelo de tarima.

Para todos aquellos ajenos a este reino, debo especificarles que hay dos tipos de modelos, aquellas que salen ya arregladas y sólo deben lucirse en la pasarela con su mejor paso y mejor sonrisa; y aquellas pobres y miserables modelitos de tarima, las cuáles sólo se quedan sentadas mientras el experto ogro hace algún hechizo sobre su amada cabellera.

Como prisionero caminando a la horca, la princesa se dirigió a la tarima; a lo lejos visualizó al ogro cruel, quien no pudo ocultar la satisfacción de hechizar su larga cabellera. La princesa temblorosa, tomó asiento en aquella tétrica silla en medio de la tarima, una lágrima recorrió su mejilla al ver a aquellos aldeanos felices caminando en la pasarela. De pronto, su miedo se convirtió en pánico cuando de reojo vio caer un largo mechón de su castaña cabellera (sí, yo sé que para muchos es un misterio el verdadero color de la cabellera, bien, misterio resuelto), el ogro había comenzado el hechizo.

Me niego a narrar la masacre que siguió, sólo puedo decir que media hora después, el ogro terminó su corte, perdón, su hechizo. La princesa, aún sin comprender lo que acaba de suceder, logró visualizar su nueva imagen a través de unos espejos mágicos ( de esos que la gente rara llama "pantallas") que rodeaban la aldea, cuál fue su sorpresa al descubrir que el ogro había desaparecido su larga y pelirroja cabellera (¿qué dijeron? así de fácil les reveló el misterio, ¡pues no!)

La princesa inconsolable, corrió a encerrarse en su torre; una vez aislada, un hada la visitó y le dijo que no importaba su cabellera diminuta, que las cosas podían solucionarse, sólo debía visitar a la bruja del pueblo. La princesa ingenua y desesperada por encontrar una solución corrió a ver a la bruja malvada, la cual, no pudo evitar las ganas de hacer una villanía. Primero, pensó en quitarle la voz (lo cual muchos agradecerían), pero Úrsula ya le había ganado la idea, pensó en envenenarla con una manzana, pero esta princesa no contaba con 7 enanos, dormirla durante años sería un premio para ella. Así que, después de un rato de pensarlo, la bruja decidió inyectarle una pócima en los labios.

Los labios de la princesa comenzaron a agrandarse cual Alicia en el país de las maravillas después de darle un mordisco a la galleta equivocada. La princesa, no sólo estaba hechizada con una cabellara tipo Maromero Paez; si no que ahora, la princesa parecía la hija no reconocida de Angelina Jolie y Johnny Laboriel.

Un par de semanas de fealdad y depresión fueron el resultado de tan terribles hechizos. Sólo que, esta vez, el cuento de hadas no se cumplió. No hubo príncipe azul que la rescatara, peor aún, no hubo jugosos contrato. Pero no es una historia del todo triste, ya que la princesa recuperó su forma original. Se aferró a su vanidad y juró no volver a dejarse engañar por ogros y brujas. Aunque este cuento no termina con un “felices para siempre”, si podemos finalizar con: “colorín colorado, la princesa su cabellera aún no ha cortado.”