domingo, 25 de diciembre de 2011

AÑO NUEVO LLEGA YA!

A una semana para que finalice el año y revisando la lista de mis propósitos para 2011, me doy cuenta que sólo logré cumplir UNO!!!!!!!!!  Y no me preocupa mucho, ya que, lo que deseaba a principios de año, hoy no tiene mayor interés para mí. Y si lo piensas bien, la vida es así, representa cambios constantes, algunos más drásticos que otros y algunos más agradables.

Hoy sólo les puedo decir que la vida nuevamente me sorprende, que después de un año de cagada, por fin veo una luz al final de túnel. Quisiera ser mucho más específica, pero como los buenos sueños, no hay que contarlos para que se vuelvan realidad.

Sólo puedo decir que mi 2011 termina como final de viernes de telenovela de televisa, y que el próximo capítulo promete...

Año nuevo, vida nueva y es hasta ahora cuando cobra sentido.

¡¡¡Feliz 2012!!!

lunes, 16 de mayo de 2011

ADRIÉFICA

Hace poco platicaba sobre el bullying, este nuevo término que han adoptado para describir la crueldad infantil, y es que la verdad, me parece un poco exagerado. Es verdad que de niños somos crueles, y a veces, no dimensionamos el daño que podemos ocasionar. Pero también creo, que esto mismo nos ayudó a formarnos y ser las personas que somos ahora. Todos tenemos una historia y para muestra un botón.

De pequeña, en el kinder, hubo un niño japonés, llamado Jico, que cada que tenía oportunidad de pegarme, lo hacía. Cuenta la leyenda que, como capítulo de La Rosa de Guadalupe, el niño era maltratado en su casa y por eso era agresivo. ¡Pero yo no tenía la culpa! 

Los años pasaron y llegué a primaria, en donde conocí a mi acérrima enemiga, en ese entonces así la llamaba, aunque desconocía el significado de esas palabras. María Cajigas y yo (así es, aún recuerdo su nombre) simplemente no podíamos estar en el mismo patio de recreo y la guerra comenzó. 

En una ocasión María agarró mi lonchera (una muy coqueta por cierto), y la utilizó como balón de fútbol, mi lado materialista fluyó, lo Cruz se me subió a la cabeza y por primera vez sentí una ola de nervios hirviendo que me recorrían todo el cuerpo (no es exageración, cuando me enojo así siento), y es que ¿cómo "María Caquitas" (apodo que muy astutamente le puse) podía atreverse a ensuciar así mi amada lonchera?, "¡ahhh no! esto no se queda así" y mi mente maquiavélica se puso en práctica.

Si Mariquita (otro de mis astutos apodos) se atrevió a tal agresión, mi contragolpe tenía que ser fenomenal. Por lo que tardé todo el día en estructurarlo, en imaginar qué podía molestarle tanto, como a mí mi lonchera adorada (y es que, al parecer no era tan hábil con los planes bélicos, tanto como con los apodos). Después de unas arduas horas de quemarme las pestañas, la luz llegó a mí, sólo tenía que esperar el momento indicado para ejecutar mi plan.

El timbre para salir sonó, y cual aficionado de fútbol en el ángel de la independencia después del triunfo de la selección, salimos despavoridos al patio de recreo, a jugar mientras llegaban por nosotros. Mientras María (ya no pude pensar en otro astuto apodo porque mis esfuerzos se fueron en el plan de contraataque) jugaba en el patio, yo me escabullí en el salón en donde guardábamos las mochilas y loncheras, tomé la de ella y me dirigí al patio, asegurándome de que María me viera. En cuanto ella notó que tenía secuestrada su lonchera, la persecución comenzó. 

Mientras corría por el patio con mi rehén entre las manos, esquivando multitudes y buscando un camino libre de maestras, mi mente iba a mil revoluciones por minuto, pensando en las posibles variantes de mi plan. Existía la posibilidad de que me tropezará (nunca he sido muy hábil para correr) y que María me alcanzara, y entonces sí, sería vencida en esta guerra; o peor aún, podía ser interceptada por alguna maestra que impidiera la ejecución de mi plan y no sólo no me llevaría la satisfacción de mi pequeña venganza, sino que además tendría que disculparme por las intenciones de un plan fallido.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un rayito de luz, visualicé mi meta a lo lejos, mientras me acercaba iba abriendo poco a poco el cierre de la lonchera, y cuando por fin estuve lo suficientemente cerca del objetivo, metí la mano a ésta y comencé a sacar los tupperwares que había en su interior. El primero salió con dificultad, lo tomé cual proyectil, apunté hacia el objetivo, lo aventé con todas mis fuerzas y como Quarterback, esperé a que el balón llegara a su meta sin ser interceptado.

Veía volar en cámara lenta el tupper, cuando por fin, éste entró a través de la ventana del baño de los niños, una sonrisa malvada se asomó en mi rostro y es que, que mejor venganza que tirar toda su lonchera dentro del baño de niños, el cual a esas horas se encontraba peor que baño de gasolinería en carretera. Y así, fui aventando uno a uno los utencilios dentro de la lonchera, cuando estaba por culminar el acto y disfrutando la cara de María mientras lloraba, escuché un grito autoritario, que me gritaba: "Adriéfica, suelta la lonchera de mi hija o ya verás". Así fue, la mamá de María Caquitas me vió cometer el acto terrorista y comenzó a regañarme. Lo que más me onfedió, fue que me llamara como una de las brujas de Disney: "Adriéfica". El apodo retumbaba en mi cabeza una y otra vez (al parecer la señora contaba con la misma astucia que yo para los apodos).

En mis manos sólo quedaba la lonchera vacía y como venganza al grito de "Adriéfica", la aventé. Por su puesto, después pegué la carrera hacia la salida y en un magnífico timing llegó mi mamá por mí. Comencé a hacer gala de mis capacidades histriónicas y las acompañé de unas adorables lágrimas que conmovieron a mi mamá. Me quejé amargamente de la señora y su apodo petulante, y mi mamá se encargó del resto.

Historias como esa, nos acompañaron durante los siguientes 3 años, hasta que María Cajigas se cambió de escuela y no volví a saber de ella nunca más. Pero debo decir que, gracias a Jico y María aprendí a no dejarme, a inventar pésimos apodos, a ejecutar planes maqueavélicos y a, de vez en cuando, dejar salir a la Adriéfica que hay en mí :D



viernes, 13 de mayo de 2011

El poder de la mente

Cada ser humano tiene una pasión en esta vida, para mi mamá es nadar, para mi papá es el fútbol, para mi víctima el americano, para mí es leer. Y aunque no fui como Matilda que acaba con una biblioteca entera, si fui capaz de leer libros en una sola tarde. Mi pasión es tal, que cuando estoy leyendo me abstraigo del mundo real, y comienzo a vivir en el mundo que me están describiendo los autores. Dejaba de ser Adriana para convertirme en algún personaje.

Cuando leí "Vendidas", tuve pesadillas en donde me encontraba en algún lugar perdido en Yemen sin entender el idioma y sin conocer las costumbres; cuando leí "La Reina del Sur", quería dejar todo e irme a vivir a Marruecos para "probar" suerte; con "El diario de Ana Frank", la impotencia reinó; con "Crímen y Castigo" me abordó la paranoia de un asesino que aún no es descubierto. Y así, sucesivamente, cada título exploró en mí, una emoción nueva. 

Mi mayor intriga comenzó al leer autores como Agatha Christie o John Katzenbach (mi favorito hasta el momento), quienes logran narrar las más crueles experiencias como ser humano. Y es ahí, en donde entra mi fascinación, ya no tanto por la historia, si no por el poder de imaginación de éstos autores. ¿Cómo generan historias tan retorcidas?, agradezco enormemente que se hayan dedicado a escribir y no a realizar lo que su mente perversa imagina. 

Y es que, por más que le doy vueltas al asunto y por muchos libros que haya leído sobre crueldades, yo no logro generar una historia perturbante en mi mente. Sólo puedo escribir sobre experiencias, las cuales relato de la forma más descriptible posible. Y aunque es tonto que yo me compare con autores de ese calibre (estoy a kilómetros de ellos, por supuesto), sólo lo hago para intentar entender de donde sale "la chispa" para generar esa ficción retorcida. 

Mientras descubro hasta donde puede llegar el poder de mi mente, seguiré escribiendo Crónicas de un zapato verde, ¿y quién sabe? en una de esas logre convertirme en un autor macabro y mis relatos estén llenos de terror y suspenso, muajajajajajaja.


jueves, 5 de mayo de 2011

THE FAB 5

Son pocas las personas que me caen mal, pero seguro eres una de ellas si cumples con los siguientes "requisitos":

1. Pretencioso: ¿Agregas Lic. o Ing. a tu firma? A mayor preparación menor necesidad de resaltar tu "educación". Las personas pretenciosas sólo transmiten la falta de seguridad en quiénes son, en lo que creen y en lo que las define.

2. ¿Enfermo de poder?: Entras en esta clasificación si eres el animal que se siente dueño del circo. Si es denigrante el abuso de poder, peor lo es una persona que carece de él, pero intenta abusar.

3. Complejo de superioridad: ¿Tú podrías desempeñar mejor el papel de Dios? ¿Te subes en un ladrillo y te mareas? Definitivamente entras dentro de esta categoría. Todo es poco a lado de lo que te mereces. Aprovechas una posición para tratar mal a los de abajo, demostrando que la vida te ha colocado en el lugar incorrecto.

4. Bluffear: No en vano inventaron el dicho "dime de que presumes y te diré de que careces", de verdad, eviten el cacarear lo que han hecho o dejado de hacer. Las personas más admirables cuentan con la virtud de la discreción y quienes cacarean sus logros somos la gente de su entorno, no ellos mismos.

5. Te falta el certificado de autenticidad: Como artículo de lujo, las personas que me rodean traen certificado de autenticidad, es decir, no tienen doble moral, hablan de frente y no necesitan absorber personalidades ajenas para sentirse parte de.

Si contestaste "si" a una o a todas las anteriores, que pena por ti. Pero estos son mis fab 5 para eliminar gente de mi vida. Y si tenías la duda, sí, las 5 llevan dedicatoria muajajaja.

Sombra aquí y sombra allá

De pequeña, mandaron llamar a mi madre de la escuela, ¿el motivo? "Señora, su hija dice una palabra que nadie entiende el significado, Adrianita se la pasa repitiendo foti, foti, y mientras lo dice, con la mano hace círculos en el cabello de la gente" Mi madre no pudo más que reírse y explicar "Lo que Adri quiere decir es frosting, una técnica nueva (en ese entonces) para hacer bases de peinados esponjados, por eso hace círculos con la mano, por que intenta hacer crepé". 

Muchas niñas crecieron jugando con muñecas, mientras yo crecí siendo la muñeca con la que otros practicaban múltiples peinados, cortes y maquillajes. Y es que, mi mundo se formó entre secadoras, planchas, tijeras, peines, sombras, pestañas postizas y labiales.  


Sobra decir que los festivales del 10 de mayo eran la sensación, ya que toda mi familia participaba en la producción de mi personaje. En realidad no importaba si salía de japonesa, de Virgen María o de conejo, mi caracterización era casi teatral. De Halloween ni hablemos, ningún zombie ha superado mi maquillaje, y ninguna Wilma Picapiedra ha lucido el cabello tan naranja sin necesidad de pelucas. 

He sido portadora de toda la gama de tintes, distingo entre un caoba y un cobre (toda la gente los ve "rojos"), he usado extensiones, he lucido casi todos los tipos de cortes, pocas veces he tenido orzuela. Han practicado en mí, tratamientos experimentales para el cuidado de la piel, he utilizado pestañas postizas, permanente en las pestañas, tinte y extensiones en las mismas. Cremas para manos y pies, uñas postizas, masajes de todo tipo (bueno, menos con final feliz), he sido depilada con cera a base de leche y me han untado toda clase de químicos en la piel, básicamente me educaron en un mundo en donde los rituales de belleza son prioridad y en donde el cuerpo es un templo.

Este mundo es visto por muchos como frívolo, pero para mí es un mundo lleno de calidez, en donde el objetivo principal es consentirse a uno mismo. Simplemente es una forma placentera de ver la vida y de distraerse ante los problemas reales. Definitivamente, no he encontrado problema alguno que no se minimice después de un largo día en el salón de belleza, ni conozco una batalla que no se pelee mejor con un buen manicure.


Por mi parte, sólo puedo agradecer el haber nacido en el seno de una familia así, ya que, como el huevo y la gallina, no sabemos que fue primero, si mi vanidad por haber crecido en una familia así, o si sólo soy una vanidosa afortunada por tener una familia tan talentosa en el arte de la belleza.

sábado, 9 de abril de 2011

CUANDO ERA PEQUEÑA...

Hace poco me reuní con una amiga, la cual conozco desde hace muchos, pero muchos años. El tema de la edad salió a relucir y hablamos sobre esta transición en la que te sientes "joven", pero los demás, sobretodo los menores a ti, comienzan a verte como un "señor".

Y así le sucedió a mi amiga, quién quedó sorprendida al escuchar la siguiente pregunta de su sobrino: "¿Tía, qué es un walkman?" ¡¿QUÉEEEEEE?! Ya llegamos a la etapa en la que las nuevas generaciones no conocen nuestras "maravillas modernas". 

De pequeña, acostumbraba a reírme de mi papá cuando me contaba que la televisión era a blanco y negro, que el control remoto no existía, que los celulares eran cosa de películas futuristas y sí, que la gente logró sobrevivir todos estos años sin internet (aunque usted no lo crea). Estando ahí sentada, escuchando a mi amiga hablar, entré en pánico y la frase "como me ves te verás" retumbó en mi cabeza. 

Y es que, ahora se iban a reír de mí, cuando les contara que cuando era pequeña existían las películas Beta, que los cassettes eran la forma de escuchar música, que en los cines había intermedio, que Encarta era quien resolvía todas mis dudas, que los bochos (en peligro de extinción) pintados de amarillo era taxis, que los celulares eran blanco y negro, no tenían internet y no cualquiera los traía, que antes de usar celulares la gente usaba bippers.

Me tocó la transición del beta a VHS, de VHS a DVD y de DVD a Blue ray; de cassette a CD, de CD a iPod; de fax a e-mail; de Guía Roji a GPS; los celulares eran del tamaño de un tabique y absolutamente todos tenían teclas. La transición de una televisión a pantalla plana, a plasma, a LCD y ahora a 3D. 

Cuando era pequeña me daba miedo Tiburón, Eso y El exorcista. Jugaba "Ring, ring corre", stop y resorte. Iba a las "maquinitas" a demostrar mi habilidad en Street Fighter, las escondidillas tenían gracia cuando podías ocultarte debajo de un coche estacionado o arriba de un árbol. Las cartas a Santa Claus se escribían a mano no por mail. Y definitivamente hablar del 2000 era hablar de coches voladores y trajes espaciales. 

¿Cuántos años nos faltarán para vivir como Los Súper Sónicos? Mis hijos me preguntarán: ¿Mami qué es un iPhone? jajajaja dentro de mucho años lo sabremos....

viernes, 28 de enero de 2011

PRESIONES

Definitivamente la presión social para una mujer es mucho mayor que la presión que recibe un hombre. Sin embrago; sí creo que somos nosotras mismas quienes la ejercemos con las demás. Siempre he intentado dejar a un lado todos éstos paradigmas que opacan un poco a la mujer, ya saben intento ser "la mujer moderna" o en otras palabras "la cabrona a la que le vale madre lo que piensan", pero no puedo negar que ciertos factores se sienten como un gancho al hígado.


Y es que, si lo analizamos detenidamente, la mujer es presionada desde pequeña. Comienza gracias al señor Walt Disney, quien nos enseñó que la felicidad nos llegará acompañada del príncipe azul, sin él, todo es tristeza y mala vibra. Desde entonces, comienza la incansable lucha por conseguir un hombre, en muchos casos sin importar lo que se tenga que hacer o aguantar, ya que, queremos "ser felices".

A este tema le sigue el tema "matrimonio", llega cierta edad en una mujer, en la que la presión social por tener boda es exagerada y cualquier comentario en relación a una futura boda es tomado como símbolo de desesperación, aunque en muchos casos, lo es. El punto crítico llega cuando todos, o mejor dicho, todas a tu al rededor comienzan a casarse o planear boda, porque aceptémoslo, el novio sólo es un accesorio en ese día. Ahí es cuando por muy liberal y moderna que te sientas, la presión se hace notar en todo su esplendor. 

Y el tema boda/pareja no es el único, ¿qué me dicen de la presión por ser delgada? La verdad no conozco a una sola mujer que no este en dieta permanente, que utilice remedios milagrosos para bajar de peso y/o se someta a tratamientos extraños e incluso nocivos para tener la figura "ideal". Y es que los prototipos de belleza que se imponen, son de lo más artificiales y no es que este a favor de la gordura o que yo quede fuera de las mujeres en permanente dieta, sino que,  no ubicamos que las guapuras que salen en los medios: 1.Se dedican a eso! y por lo mismo, la mayor parte de su tiempo lo destinan a verse bien, 2.Photoshop existe! y 3. Los hombres no son tan exigentes con la figura femenina como lo somos nosotras mismas.

Adicional, cargamos con tabúes tan de los 50´s como no reconocer nuestra propia sexualidad, si nos alteramos o reclamamos algo seguro es por que estamos en "nuestros días", si discutimos es porque queremos "igualdad" (ese tema merece otro post) y caemos en radicalismos como las mujeres sumisas que aguantan todo o las feministas que culpan al hombre de todos los males. 

Por si fuera poco, a alguna chica extraordinaria, se le ocurrió que las mujeres debíamos ser exitosas en el plano laboral, lo cual me encanta, pero se les olvidó quitar la responsabilidad de ser ama de casa! Por que ahora no sólo las mujeres trabajamos, si no que no hemos dejado de ser las encargadas del hogar. (Una que otra contamos con un Mr. Hyde buena onda que colabora).

Súmenle, la eterna lucha contra la gravedad (por aquello que todo se cae) y la interminable guerra antiedad (todo por servir se acaba). 

Ya sé que esto, parece una interminable lista de quejas femeninas, y no, no estoy en "mis días", es sólo que todos estos conceptos a los que nos enfrentamos las mujeres, son generados y alentados por nosotras mismas. Somos las mismas mujeres quienes nos saboteamos y nos planteamos metas enfermizas con tal de alcanzar la perfección. Por ello llegué a la siguiente conclusión: Basta de presiones, dejaré a un lado "el deber ser" y me dedicaré a "ser". Porque claro, en un futuro se avecina la mayor presión social de todas: ser buena madre. Así que, de una vez por todas, adiós a todas las presiones. Aunque confieso que la eterna dieta me perseguirá hasta el fin de los siglos! jajajaja







lunes, 3 de enero de 2011

27 cosas que no sabías de mí

Hoy en mi cumpleaños número 27, sólo enlistaré 27 cosas que me caracterizan:

1. Mis cumpleaños me deprimen
2. No me gustan los pasteles
3. Odio el helado (tal vez la más popular)
4. Recurrentemente sueño que estoy ciega
5. Siempre tengo fría la nariz
6. Cuando tengo mucho miedo mi reacción física es la comezón
7. Tengo debilidad por los aretes, aunque casi siempre uso los mismos
8. Colecciono portarretratos (guiño, guiño jajaja)
9. No me gusta la lluvia y no porque me deprima, si no por la sensación de humedad
10. Adoro el frío
11. Amo, por sobre todas las cosas, el queso fundido
12. La canción que me pone de buenas es caramelo chocolate
13. Mi momento favorito del día es el despertar
14. Colecciono películas de Disney para mis futuros hijos
15. Me obsesiona el orden
16. Nunca he tenido un apodo duradero
17. Tengo un pie chueco
18. Me sangra la nariz como 10 veces al año, cada año (Y no, no consumo cocaína)
19. De chiquita decía que me llamaba Isabel
20. Odio que me quiten los zapatos
21. Cuando duermo no hay poder humano que me despierte
22. Me gusta el olor de la gasolina
23. No me gusta la forma de mi cabeza
24. Nunca me he roto un hueso.
25. No soporto la sensación de ser perseguida
26. Me asusto fácilmente
27. Soy apasionada e intensa en todo lo que hago